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Protesta juvenil y colonización educativa en Colombia

24 May

El sinsentido de la violencia: sobre el paro en Colombia

10 May

Contra todas las violencias, y principalmente contra los abusos del poder.

El sinsentido de la violencia

Inadmisible toda forma de violencia, particularmente la de la Policía, como la de algunos marchantes, pero también condeno la violencia de los comuneros indígenas (Del Cric)  con personas, agresión e irrupción a barrios y destrucción del patrimonio cultural e histórico de nuestra nación. La nación colombiana es pluricultural, y de doble vía, es decir, el indigenismo a ultranza, también tiene que reconocer que existen múltiples campos perceptivos, como otros colectivos sociales y culturales, configuradores de la sociedad en su conjunto que tienen que ser respetados. Colombia, como nación es nuestro bien común, nos debe pertenecer a todos. Es riesgoso el tribalismo, los ghettos, los clanes que quieren imponer su lectura de la historia y la realidad de manera unidireccional.

Lo grave de lo que vivimos en estos días, particularmente entre quienes tienen poder político y social, es que el diálogo sea un monólogo de narcisos, en vociferaciones autoreferentes y sin fundamento político de orden constitucional que no dialogan. El abuso del poder del Estado en su violación de los derechos humanos debe ser condenado, como el abuso de unos colectivos indígenas, o del abuso de algunos (la minoría) quienes protestan, que desde luego tienen sus derechos y su necesidad de ser reconocidos, pero sus acciones también tienen sus límites.  Y desde luego todo el peso de la Ley contra los vándalos y la delincuencia común. Pero en el fondo no olvidar, que por justas que sean las reivindicaciones, ni marchantes, ni indígenas son los representantes del pueblo, de todo el pueblo y de la diversa sociedad colombiana, ni de otros colectivos sociales que también hoy tienen huella histórica en la nación colombiana: campesinos, negros, empresarios, artesanos, profesionales, obreros, grupos artísticos, ciudadanos del común, etc. 

La clave es no dejarnos engañar por fuerzas sociales cuyas agendas terminan legitimando la violencia, y las oscuras y violentas agendas de la extrema derecha y la extrema izquierda. La tesis para superar el caos, la violencia irracional y los abusos del poder, con más sólida fundamentación teórica, con errores desde luego, se llama la Constitución Política de Colombia; ella tiene que ser la carta de navegación. Las clausuras, político – militantes de un indigenismo con cuerpos cuasi policiales, que imponen el orden indígena en ciudades urbanas de raíz mestiza, tienen que analizarse bien y críticamente. Una primera mirada de benevolencia exótica y carnavalesca se entiende a la luz de la ingenuidad del ciudadano de la calle, pero no deja de ser preocupante, que la guardia indígena, termine suplantando la autoridad de la policía y de los cuerpos constitucionales del Estado, y ejerciendo también el monopolio de la violencia, cuya legitimidad legal y constitucional no tienen, y recordando además que es la guardia del Consejo Regional del Cauca, no de todos los indígenas de Colombia y mucho menos de los colombianos.

Yo no tengo todo el contexto, ni puedo pretender solucionar y comprender toda la raíz del mal que carcome a la sociedad colombiano, y una de cuyas fuentes es el dinero asesino de las mafias narco-paramilitares de Colombia y sus diversos brazos armados, y cuyos reflejos han permeado toda la institucionalidad de la sociedad colombiana, incluida la del buen salvaje de Rousseau, salvaje o imaginario que sólo existió en la mente de ese pensador francés.  Creo que también se hace importante destacar la salud del cuerpo social colombiano: miles de hombre y mujeres, la gran mayoría de los colombianos, que trabajan con fervor y honestidad por sus familias e hijos. Gente recursiva y que tiene que ser protegida por un Estado, que en su relación con el ciudadano, hay que reconocerlo, es generalmente de carácter violento. Pero la violencia del Estado y su corrupción no puede ser el modelo.

Ahora, puede que no me guste del todo el proceder de Duque, más bien me gusta poco, reconociendo que por lo que veo, es un gran trabajador, seamos sinceros en darle al Cesar lo que es del Cesar, pero ese Señor, hablo de Duque, es el representante del Estado constitucional, es decir, el principal actor político del ordenamiento democrático colombiano. El juego político, válido de la oposición y de los movimientos y partidos contra su gobierno, también tiene unos límites, y se refiere a una lectura cargada de manera negativa de todo lo que haga o venga del gobierno.  Así en el discurso de la oposición los términos son <<Gobierno burgués, capitalista, clerical, racista, opresor, corrupto…patriarcal >> Y me pregunto: ¿dónde queda la mirada autocritica de los indígenas?  Cómo de quienes están protestando, desde luego que con justa causa. Cómo he trabajado con resguardos e indígenas los conozco desde adentro, particularmente a sus autoridades de poder, que en muchos casos no representan a toda la comunidad indígena: terratenientes indígenas, corrupción con los recursos del Estado, violencia de género hacia la mujer…absoluta dependencia por la vía de las regalías de los recursos del Estado, mal uso de esas regalías. Una élite indígena que reproduce prácticas de explotación laboral pre-capitalistas en sus territorios (aparcería), abierta negación de la diferencia cultural en voces que se opongan a los dictados impuestos de sus “tradiciones culturales”. La imagen del eco-nativo colombiano, es inexistente en muchos resguardos de Colombia y como lo sabe la antropología, ha sido el producto de una construcción social de las ciencias sociales. No estoy desconociendo que los indígenas de Colombia y comunidades aborígenes del mundo, no sean los mejores ambientalistas, pero ojo con idealizar sus realidades, puesto que idealizar borra las inmensas necesidades y problemas materiales, nutricionales, como las propias tensiones al interior de esos mundos idealizados por ciertas posturas intelectuales.

Entonces, cuidado con todos los fundamentalismos político-religiosos, vengan de donde vengan. Como de los profetismos políticos. A los mesías políticos de Colombia, no falta recordarles que la la inerrancia divina, que se atribuyen en sus discursos y prácticas sociales los colectivos sociales, y líderes políticos, es sólo de Dios. Más claro: La inerrrancia es solo un atributo divino. No la tiene Duque, la oposición, Petro, Fajardo, el Congreso, los marchantes o los indígenas del país. Y como esa es una realidad ontológica la ley es el marco articulador de la solución de los diversos conflictos. Entonces el diálogo tiene que ser sobre un fundamento legal y constitucional. No es el diálogo por el diálogo.

Como ya se comentó: Para quienes estén interesados en el tema, para comprender desde un horizonte más académico las raíces del conflicto colombiano, desde una escala civilizatoria, y para ampliar las ideas que cada uno debe sacar, colgué el texto, uno de los mejores: Para comprender a los principales autores que están en la base de las llamadas revoluciones moleculares: Un excelente análisis crítico de esos autores puede hallarse en la obra de Petra Carlsson Redell:  Mysticism as Revolt. Foucault, Deleuze and Theology Beyond Representation. En la temática de los autores franceses mencionados hay un evidente clamor metafísico…sin respuesta. O, mejor dicho, con la deliberada y absoluta negativa a toda respuesta que suponga una apertura hacia la trascendencia. En ellos se descubre una ontología siempre inconclusa; una búsqueda de caminos que no llevan a ninguna parte. Todos ellos son la expresión post-moderna de un pelagianismo tardío. Pelagio [360-420], como se sabe, fue un monje británico negador del pecado original. El hombre prometeico, exaltado por los modernos y post-modernos, supone no sólo una pureza de origen alejada de cualquier pecado sino la deificación nietzscheana de lo humano que debe (según Nietzsche) llenar con creces el vacío de la muerte de Dios causada por el hombre mismo. Dice la autora en mención, citando las palabras de un poema de Karl Larsson [1853-1919], que dice que, aunque la civilización pueda aceptar el nonsense, lo carente de sentido, debemos encontrar un camino a través del common sense, del sentido común.

Finalmente, reitero que todos abusos que tienen que ser criticados, develados y sancionados. La crítica contra el abuso, y los usos no se deben confundir.  Debemos como sociedad defender los usos legítimos e institucionales que nos brinda la ley: por ejemplo, la existencia de la Policía, cuerpo civil armado, que existe desde finales del siglo XIX. El cuestionamiento legal de los abusos de la Policía no puede llevarnos a cuestionar todo el uso legítimo que como sociedad le hemos otorgado legalmente a la Policía a lo largo de la historia. En el mundo todos podemos experimentar prácticas de abuso, acoso, violencia epistémica, por ejemplo, en un Colegio. No por ello, los usos, del colegio como institución son cuestionables. Así se aplica para la noción de Estado social de Derecho, los abusos, que podemos llamar corrupción y violencia, son todos condenables, el riesgo está en confundir una crítica radical que todos debemos hacer sobre los abusos y ser muy cuidadosos de caer en una crítica sobre los usos, que podrían justificar, -solo es un ejemplo- la desaparición de los sistemas escolares, porque se podría leer equivocadamente que toda institución social de orden legal es corrupta.

Felipe Cárdenas

Covid, homeopatía y la violencia del Estado

16 Abr

No hay plan B.

La ausencia de estrategias y alternativas para enfrentar el Covid-19

Felipe Cárdenas-Támara

Director grupo sociopolítica, cultura y ambiente

Universidad de La Sabana

La tragedia del Covid-19 ha mostrado la fragilidad de los sistemas sanitarios y de salud a nivel mundial. Todas las esperanzas se han orientado en los últimos meses a la posible acción preventiva que puedan desencadenar las vacunas experimentales que han venido saliendo al mercado mundial, como en las prácticas de distanciamiento social que se han generalizado a todo lo largo del mundo desde hace más de un año. La estrategia mundial liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyos dictámenes han sido seguidos al pie de la letra por casi todos los gobiernos mundiales, evidencia la fragilidad del sistema sanitario mundial cuando los únicos medios para atacar la pandemia dependen del control estatal y de la subordinación de la sociedad a las ordenanzas de un sistema sanitario que con grandes esfuerzos y loable trabajo ha intentado frenar la pandemia básicamente mediante el distanciamiento social, el aislamiento obligatorio, cuarentenas, restricciones a la movilidad individual y el uso generalizado de mascarillas. Las alarmantes cifras de contagio que se mantienen con toda su fuerza, incluso en países como Chile, que ha logrado altos porcentajes de vacunación de su población, nos tienen que poner a pensar en la necesidad de buscar estrategias complementarias al tratamiento y prevención del Covid-19.  Para la inmensa mayoría de las personas, incluso de los especialistas, parece ser que la única alternativa es mantener la estrategia que ha recomendado la OMS. Sin embargo, la institucionalidad sanitaria del mundo tiene que buscar y fortalecer otras concepciones médicas que pueden contribuir a darle a la sociedad pautas complementarias a las que se han impuesto de manera dominante en el tratamiento del Covid-19 y que de manera directa condicionan la salud humana de manera exclusiva a los postulados que maneja la gran industria farmacéutica.

El mundo necesita fortalecer el rol y el papel de las llamadas medicinas naturales, alternativas y complementarias. Colombia ha tenido una larga tradición en el uso de medicinas naturales que deben de fortalecerse desde criterios científicos orientados a la consolidación de una institucionalidad universitaria que le abra espacios a la medicina natural, medicina homeopática y otras concepciones médicas, que como la evidencia científica demuestra tienen un alto potencial en la prevención y tratamiento de enfermedades como el Covid-19.  Las lecciones que nos brinda la pandemia de Coronavirus advierten sobre los riesgos de un enfoque médico y sanitario y de una institucionalidad estatal, gubernamental y universitaria centrada exclusivamente en los sin duda apasionantes avances de la medicina bioquímica que no pretende poner en duda, pero cuyo enfoque necesita de otros sistemas y concepciones de salud que complementen de manera integral la salud humana. Lo cierto es que se constata que el paradigma médico dominante no es suficiente para comprender de manera integral aspectos fundamentales de la vida en toda su complejidad.               

Para un paísescomo Colombia, tomándolo de ejemplo, cuya posición geográfica nos coloca como el segundo país más biodiverso del mundo, el estudio de la biodiversidad desde una perspectiva médica y de salud podría colocar a Colombia en la vanguardia mundial en lo referido al conocimiento médico de esa biodiversidad. Ha habido enormes esfuerzos en el país en lo referente a la clasificación biológica, ecológica y taxonómica de la biodiversidad, sin embargo, no es significativo el avance en los usos y conocimientos tradicionales, ni en las aplicaciones medicas que el conjunto de los reinos de la vida podría proporcionar a la sociedad colombiana y al mundo. No hemos logrado superar las visiones taxonómicas, ni enriquecer, conservar o potenciar el conocimiento vernacular que tienen los pueblos indígenas, campesinos y comunidades afrodescendientes sobre el uso de esa inmensa biodiversidad, que por lo demás está amenazada por la minería ilegal, la acción de grupos al margen de la ley, la inoperancia del Estado, la tala y la destrucción de biomas y ecosistemas, así como la destrucción de las culturas ancestrales asentadas en los territorios más biodiversos del mundo.       

Colombia, a diferencia de México, Brasil, Cuba o la India no ha hecho ningún aporte significativo a los usos médicos de la materia médica homeopática mundial. No hay experimentación pura sistemática sobre los usos medicinales de la biodiversidad en Colombia, ni las universidades, ni el Estado han sostenido una política o programas orientados a fortalecer estrategias centradas sobre los usos medicinales de la biodiversidad. Como país dependemos totalmente de los remedios que fabrican las grandes multinacionales farmacéuticas y nuestros médicos en el 99.9% de los casos no tienen ni idea de cómo preparar un remedio natural.   A pesar de que contamos con la más antigua institución científica del país,  el Instituto Homeopático de Colombia, fundada en 1837, con personería jurídica vigente, los aportes y el desarrollo científico de la homeopatía en Colombia es escaso y generalmente los homeópatas han sufrido la persecución del Estado a través de las Secretarias de Salud, que durante décadas han perseguido a los homeópatas titulados y formados en instituciones educativas. Se cuenta con abundantes testimonios de cómo durante las décadas de los años 70, 80 y 90 del siglo XX homeópatas e instituciones de formación homeopática fueron perseguidos y violentados en el libre ejercicio de su profesión por médicos, instituciones universitarias y el propio Estado colombiano, ni siquiera la Corte Constitucional colombiana ha sido favorable al ejercicio de la medicina homeopática, ya que en sus últimas sentencias a restringido el desarrollo de una concepción del ejercicio de la homeopatía.                                                                                         

A diferencia de lo que pasa en México, o en la India, donde la formación homeopática se puede adelantar desde un pregrado universitario, en Colombia esa posibilidad es inexistente. La Fundación Universitaria Juan N. Corpas, junto con la Universidad Nacional, tienen postgrados en medicinas alternativas, siendo las dos únicas instituciones que pueden otorgar una titulación en medicina homeopática solo para médicos; para el caso de la Nacional, el magister tiene una línea de trabajo en varias terapéuticas alternativas, no solamente la medicina homeopática, que se abordan como un área de conocimiento. Debería considerarse la posible formación en medicina homeopática desde el pregrado universitario, horizonte jurídico y académico que cuenta con el respaldo en los postulados de la Ley 115 de Educación, como en las orientaciones dadas por la Ley 1164 de 2007 sobre Talento humano, ley que está sin reglamentar y que significó un gran esfuerzo de muchas instituciones, personas y del propio Congreso de la época para establecer unos principios generales para la formación y el desempeño del Talento Humano en Salud. Si bien es cierto que la ley en mención se puede corregir y complementar, ya que ignoró el papel de las medicinas tradicionales indígenas en sus diversos apartados, debe de todas maneras destacarse que en el Capítulo 2, Parágrafo 1 reconoce por primera vez en el país la existencia de sistemas médicos diferentes al modelo bioquímico dominante. Así dice el parágrafo en mención:  <<El comité para la medicina alternativa, terapias alternativas y complementarias, estará conformado, entre otros, por los siguientes comités: a) Medicina Tradicional China; b) Medicina ayurveda; c) Medicina Naturopática, y d) La Medicina Homeopática.>>.  Transcurridos 14 años desde su expedición,  por un lado, la ley 1164 no ha sido reglamentada y, por otro lado, se constata como la gran mayoría de universidades que tienen facultades de medicina no han institucionalizado con toda la seriedad del caso, procesos de educación formal en los campos médicos que se señalan. Hay un montón de talleres, webinars, charlas, diplomados, especializaciones, pero con excepción de la Universidad Nacional y la Fundación Luís G. Paez, existe un gran vació en la formación formal de orden universitaria del talento humano en salud en los sistemas médicos aludidos en la ley, condición que refleja la prevalencia de un paradigma organicista en el campo de la medicina en  Colombia y el mundo, y que para el caso de nuestro país, en el fondo está significando la poca apropiación conceptual y práctica de los horizontes de sentido plasmados en la Constitución de 1991 por parte del estamento universitario del país que cuenta con facultades de medicina. Sin duda, un desarrollo de la institucionalidad médica y la formación del talento humano en salud desde visiones más integrales a las prevalecientes podría haber marcado una enorme diferencia en el tratamiento de la pandemia que vivimos como sociedad. Si contáramos con profesionales de salud conocedores de diversas estrategias médicas complementarias y efectivas para enfrentar la grave situación del Covid-19 que tiene al borde del colapso a la sociedad, la situación sería muy distinta, y con toda seguridad las tasas de mortalidad y contagio no serían tan significativas como se han presentado. A largo de todo este año, no he sido testigo una sola vez, de campañas de prevención o tratamiento del Covid-19 por parte del gobierno que impliquen lecturas preventivas basadas en la alimentación, el uso de remedios naturales o prácticas de salud tan sencillas como indicarle a la gente la importancia de tener una dieta saludable o de salir a tomar el Sol por unos minutos al día, como del valor de la serenidad,  la meditación, la amistad y la alegría como factores preventivos frente al Covid. Todo se ha reducido a campañas cuyo gancho denota la huella del miedo y la manipulación de un enfoque centrado exclusivamente en el uso de las mascarillas, el distanciamiento social y ahora volcado en la ilusión de que las vacunas sean las que permitan lograr la inmunización de la población, permitiéndonos volver a la tan anhelada normalidad. Pero uno de los grandes interrogantes es el siguiente: ¿Qué pasaría y cómo reaccionaríamos como sociedad si las vacunas, que sabemos que se encuentra todas en fase experimental, no lograran la tan deseada y anhelada inmunidad de la población?

En el caso de la medicina homeopática, ciencia médica que vengo estudiando en el marco de mi formación como antropólogo interesado en el tema de la salud y la medicina desde hace 22 años, los registros históricos con los que se cuenta para el tratamiento de diversas pandemias afines al Covid-19 son sorprendentes. En términos de la efectividad, el arsenal de remedios provenientes de fuentes minerales, animales, vegetales, etc,   con los que cuenta la medicina homeopática en su materia médica para el tratamiento y prevención de síndromes afines al Coronavirus puede ser rastreada desde archivos históricos a todo lo largo de finales del siglo XIX y XX. El trabajo científico del médico español Francisco Javier Ramos Alija titulado La Gripe (2009), hace un recuento del efectivo papel de la medicina homeopática en las principales pandemias de la historia moderna a partir del siglo XIX. En referencia al papel de la homeopatía en la gripe española de 1918 nos señala el trabajo del médico Ramos Alija una serie de datos que nos deberían poner a pensar sobre lo que ha significado la exclusión y el matoneo cultural, físico y simbólico ejercido hacia la homeopatía en el ultimo siglo y las graves consecuencias que dicha violencia epistémica ha tenido y sigue teniendo en la actual epidemia mundial de Covid-19. En referencia al papel de la homeopatía y sus remedios en la gripe de 1918 y con base en fuentes históricas serias que cualquier persona puede corroborar, afirma el trabajo de Ramos lo siguiente en referencia a los remedios homeopáticos utilizados, que destaca usando abreviaturas:

<<Grimmer AH, en The Collected Work escribe que Ant-t., Ars., Bry., Carb-v., Caust., Gels., Ferr-p., Kali-c., Phos., Puls., Sang., Seneg., y Sep. formaron un fiable grupo de remedios indicados durante varios meses en la terrible epidemia de 1918. En algunas localidades tuvieron hasta un 40 % de bajas. La homeopatía consiguió un gran éxito con una reducción de la tasa de mortalidad de sus casos tratados; menos del 5 % de los casos tratados murió.

Roberts HA explica: “Si pudiéramos enseñar y difundir los hechos que en la epidemia de 1918 los médicos homeópatas registraron por encima de 16.000 casos tratados por homeópatas hahnemannianos con una mortalidad de sólo un cuarto del 1 %, el miedo a las epidemias podría ser eliminado”.>>

El mismo texto citado nos permite destacar las bondades de la terapia homeopática en el abordaje de pandemias. Nos recuerda Ramos Alija en ese sentido:

  • El precio del medicamento homeopático es de bajo coste en materiales y producción.
  • Los remedios homeopáticos a utilizar en una epidemia ya están ensayados, registrados y con permisos de uso.
  • La preparación farmacéutica de un medicamento homeopático es rápida.
  • Se puede distribuir con facilidad por los cauces farmacéuticos establecidos.
  • Su administración no requiere de asistentes sanitarios.
  • Es seguro respecto a efectos secundarios, no tiene contraindicación con otros tratamientos médicos, y no conlleva riesgos medioambientales.

Ahora el dilema trágico es que Colombia,  como heredera del paradigma organicista- problema mundial- ha reducido cultural e institucionalmente, las alternativas de sanación, atención y curación a los dictámenes de un solo paradigma médico. Hoy el país prácticamente ya no cuenta con homeópatas, dados los sistemáticos procesos de violencia ejercida contra las instituciones educativas que los formaban en Colombia y que prácticamente todas fueron borradas del mapa a partir de la década de 1970. La realidad es que no se cuenta con la cantidad y calidad de médicos homeópatas suficientes para que estos pudieran de manera significativa hacerle un aporte a la sociedad.

Las representaciones sobre la salud-enfermedad son polisémicas, gran lección de la antropología médica, que debe ser fortalecida desde un marco institucional y universitario que se tome en serio el conocimiento médico tradicional depositado en sistemas milenarios de salud, para los cuales simplemente les hemos dado el reconocimiento de folclor y de saber exótico, sólo reconocibles en los departamentos de antropología de nuestro sistema universitario, que invita de cuando en cuando a un chamán amazónico a que entretenga por unas horas a los estudiantes universitarios, que en el marco de la sociedad burguesa que reclama de cuando en cuando algunas actividades carnavalescas o viajes yajeceros para la entretención de las tatuadas almas de los ávidos consumidores de experiencias psicodélicas urbanas, pero no médicas. Sí el Estado, como el gremio médico y las instituciones universitarias se hubieran tomado más en serio las lecciones de los sistemas vitalistas de salud; sí el engranaje institucional responsable de la salud hubiera sido más humilde y menos soberbio,  otro sería el paisaje y la historia médica que estaríamos narrando en este momento de la historia de la humanidad.

Fuentes utilizadas:

Congreso de la República de Colombia, 2007. Diario Oficial, Ley 1164 de 2007.

Ramos Alija, Francisco, La gripe.  Revista Médica de Homeopatía, Elservier, 2(3):127-36.

Visto en Indymedia Argentia y Observatorio de la Observatorio de la Universidad colombiana

Reflexiones sobre el papel del maestro en tiempos de pandemia y agendas neoliberales.

19 Feb

Visto en: https://www.universidad.edu.co/sobre-el-papel-del-maestro-en-tiempos-de-pandemia-felipe-cardenas-feb-21/

Reflexiones sobre el papel del maestro en tiempos de pandemia y agendas neoliberales.

Dr. Prof. Felipe Cárdenas Támara Ph.D, Felipe.cardenas@unisabana.edu.co

Profesor Universidad de La Sabana

Director Grupo de Investigación sociopolítica, cultura y ambiente

Líder académico Maestría en Educación

Toda sociedad y cultura ha expresado, expresa y expresará el significado de la educación como los contenidos vitales que el maestro, la sociedad y las instituciones como organizaciones educativas tienen que proyectar en dicha sociedad.  El acto educativo desborda las propias responsabilidades del maestro, siendo la educación un proceso dinámico que no está limitado exclusivamente al proceso de transmisión de contenidos educativos que deben ser aprendidos por unos aprendices, que en la sociedad actual están marcados por las directrices de gobiernos neoliberales que imponen agendas basadas en dudosas competencias educativas que no reflejan una sólida lectura teórica de la educación. Toda la realidad enseña y el ser humano vive una vida con sentido que desborda lo meramente biológico, o los contenidos de un relato que se impone exclusivamente desde los valores de la empresa. Podemos hacer historia y estamos atravesados por la historia, cuyos referentes desbordan los sentidos del diálogo mono cultural que se viene imponiendo en el ámbito educativo. Yo puedo aprender de otros con sólo observarlos en sus oficios y quehaceres. Una lección básica de la antropología es que aprendemos del contacto con la realidad, cuyas lógicas desbordan el aula, y así podemos proyectar introspectivamente con base en la experiencia lo que la realidad en toda su complejidad me está enseñando.  La educación es más que instrucción; la educación es más que resultados de aprendizaje.                         

El oficio de maestro, el del educador no es tan sencillo como lo estamos expresando. La lucidez de George Steiner nos advierte del riesgo de la idealización, de la cual nos es difícil apartarnos cuando queremos argumentar sobre “las verdades subyacentes a esta profesión” (Steiner, 2011).  Para Steiner, en su trabajo titulado Lecciones de los maestros (2011), donde evoca a la figura arquetípica de ellos –Sócrates, Platón, Virgilio, san Agustín, Dante, Husserl, Heidegger y Jesús y sus apóstoles– dicha profesión está marcada por “complejas raíces religiosas e ideológicas”.  El oficio de maestro no puede eludir complejos datos soteriológicos que marcan la historia humana más allá de la racionalidad del relato que se impone desde las competencias neoliberales, cuyos contenidos conversacionales no expresan toda la trama de la historia, e ignoran recurrentemente el papel del arte, la literatura y las ciencias sociales y humanas en la configuración cultural y política de nuestras sociedades. Una educación que margina por imposición doctrinaria el despliegue espiritual de la comunidad educativa amparada en fundamentaciones exclusivamente empresariales se hace cómplice de las fuerzas del mal, desvirtuando la representación profunda del maestro y del docente.  En palabras de Steiner:

<<La profesión del profesor –este mismo un término algo opaco– abarca todos los matices imaginables desde una vida rutinaria y desencantada hasta un elevado sentido de la vocación. Comprende numerosas tipologías que van desde el pedagogo destructor de almas, hasta el Maestro carismático>>.

Si retomamos los sentidos etimológicos de la palabra educación vamos a encontrar varias ideas-fuerza y un profundo potencial semántico.[1] Veamos: Para la civilización occidental etimológicamente la educación, palabra derivada de educatio (crianza, entrenamiento, educación) se entiende como enseñanza en el sentido de proyectar la acción y efecto de desarrollar las facultades intelectuales y morales. El verbo educare se entiende como vinculado a las acciones de nutrir, criar, educar.  Otro verbo derivado e inspirador es educere que se entiende como guiar, exportar, extraer.  Se afirma que el prefijo ex indica hacia afuera y está asociado a la raíz indoeuropea eghs, que a su vez está presente en el prefijo griego ek‒ex, presente en las palabras exclipse, ecléctico, exorcizar y exodonte. El verbo ducere está relacionado con la raíz indoeuropea deud que se entiende como guiar y arrastrar. Así los humanos estamos marcados y definidos por la educación, nuestras vidas pueden ser entendidas como partículas educativas que guían de manera activa nuestras vidas y las vidas de otros, incluidos los no-humanos. En ese sentido, ninguna sociedad o cultura en sus procesos educativos tiene por propósito explicito formar tontos, charlatanes o desadaptados, ni mucho menos analfabetas sociales y emocionales; pero la paradoja es que la institucionalización de la escuela en la configuración civilizatoria del modo de producción capitalista no le permite siempre al educando aprender la cultura ni lo que es la vida (Moreno, 2003).                                                                                                                                                       La educación en la figura del maestro, uno de los principales actores en la evolución de los sistemas escolares contemporáneos, desborda los sentidos lexicográficos de cualquier diccionario, manual o enciclopedia que nos hablen de educación. Consideramos que es pertinente la reflexión en las circunstancias sociales actuales,  donde pareciera que la misión primordial de la escuela, la universidad, los colegios y los agentes responsables de la formación de las nuevas sociedades, se interesaran únicamente por formar, no seres humanos capaces de dar lo mejor en una actitud generosa de donación, sino entes competitivos para el mercado, el consumo y el capitalismo deshumanizante;  esta realidad se ve reflejada en la crisis de valores puesta en escena en la doble moral de nuestros líderes políticos, religiosos y por qué no familiares:  la familia, cuna de la formación, también se encuentra en cuidados intensivos.

La figura del maestro, como problema de sentido, ontológico y político tiene que comprenderse desde instancias históricas y antropológicas. No basta con decir que el maestro es el representante de todas las instancias políticas existentes en una sociedad. Desde una comprensión así el maestro o maestra representaría al Estado, al sindicato, al dueño del colegio privado, a los padres de familia o a los niños o al propio gremio. Una concepción de esta naturaleza expresa el eclecticismo ético y moral de los tiempos que vivimos y tiene el riesgo de contaminar ideológicamente la labor y el trabajo de la profesión. Los problemas de la representación política definen el núcleo de la indagación en ciencia política y dicha indagación no se puede comprender sin la articulación histórica del hombre en sociedad (Voegelin, 2006, p. 41).   Así pues, cada maestro, como cada institución educativa están relacionados históricamente, pero dicha articulación no agota los problemas de la representación política, ya que en la figura del hombre existen constantes o estructuras fundamentales en el sentido platónico y aristotélico que metafísicamente deben considerarse como atemporales, como por ejemplo la vida del espíritu, que en su realidad vital no puede ser reducida a condiciones exclusivamente biológicas, orgánicas o incluso culturales.   El anterior enunciado, se ha olvidado por los estados totalitarios y autoritarios que buscan la instrumentalización de la educación en aras de unos propósitos particulares, ya sea económicos (el estado neoliberal), de clase (el estado marxista), o burocráticos.   En el fondo de la trama cultural, toda sociedad puede intuir a través de sus mitologías o de su pensamiento mitopoetico que las fuentes de su existencia devienen de una verdad trascendente que desborda los sentidos políticos del partido, de la clase, del estado o de las mismas condiciones económicas. El hombre está en capacidad de buscar la verdad. Los grandes maestros de la historia, han proyecta sus enseñanzas a dimensiones que desbordan los sentidos políticos, del mercado y/o electorales con los que se reduce la noción de la representación política y la existencia humana. No se pueden desconocer las realidades biológicas y materiales en el hombre, pero la tensión fundamental del dato antropológico vislumbra la posibilidad real del despliegue espiritual, es decir hay espacio para la realidad de los trascendente. El hombre es un ser en relación consigo mismo, con el otro y por lo tanto con la realidad social y el Estado.  Esa verdad se expresa en la vida familiar, social, cultural y política como una experiencia de orden diferenciada, cuya vitalidad no se puede captar plenamente, tal como lo afirmaba M. Sciacca (1961) desde hace más de cinco décadas, ni desde el cientificismo sociológico, ni desde el positivismo lógico de las ciencias sociales.  De manera concreta los escenarios principales construidos como trayectos biográficos y organizacionales que marcan la vida de los sistemas escolares y de sus actores están resumidos en las siguientes condiciones existenciales identificadas por Steiner (2011): 

<<Hay maestros que han destruido a sus discípulos psicológicamente y en algunos casos físicamente; han quebrantado su espíritu, han consumido sus esperanzas, se han aprovechado de su dependencia y de su individualidad. El ámbito del alma tiene sus vampiros. Como contrapunto, ha habido discípulos, pupilos y aprendices que han tergiversado, traicionado y destruido a sus maestros…La tercera categoría es la del intercambio, el eros de la mutua confianza e incluso amor <<el discípulo amado de la Ultima Cena>>. En un proceso de interrelación, de osmosis, el maestro aprende de su discípulo cuando le enseña. La intensidad del diálogo genera amistad en el sentido más elevado de la palabra. Puede incluir tanto la clarividencia como la sinrazón del amor>>.

El maestro en la civilización occidental está sujeto al símbolo político más importante de esta sociedad de raíces judeocristianas: su trabajo y su ser están sujetos a la representación política de la imagen y representación del hombre como Imago Dei, símbolo que hoy está fracturado dada la confusión eclesiológica reinante a la que nos tienen sometidos las iglesias fundamentadas en las teologías de la prosperidad como criterio de salvaciónPor lo tanto, la identidad del maestro en su núcleo identitario tiene que estar en tensión con los principios y valores del complejo entramado constitutivo de la civilización occidental, cuyos referentes históricos y antropológicos ya no se enseñan en nuestros colegios y universidades obsesionadas y domesticadas por la institucionalidad estatal que impone una agenda educativa que poco se discute o debate en la vida cotidiana de nuestros sistemas educativos. Así lo que tenemos es un ciudadano totalmente incompetente para comprender y hacer historia. Además, se constata la presencia de instituciones poco virtuosas.

Bibliografía

Sciacca, Michele. (1961).  La filosofía de hoy. Barcelona: Luis Miracle.

Steiner, George. (2011). Lecciones de los maestros. Madrid: Ciruela. 

Voegelin, Eric. (2006), La nueva ciencia de lo político, Buenos Aires, Katz.


[1] Tomado de Etimología de Educación. En: http://etimologias.dechile.net/

Filosofía de la libertad y de la acción educativa

30 Oct

Son tiempos extraordinarios, como para hacernos y recrear viejas preguntas fundamentales para la educación. Por ejemplo: Cuál es el problema general o visión que se tiene que enfrentar desde la articulación Estado, educación y desarrollo Cómo resolver el problema? Qué papel juega o cumple la persona humana en la actual situación política y educativa? La globalización: oportunidades o retos. Las ideologías contemporáneas: desafíos para la educación. Qué vías políticas se vislumbran en el escenario nacional y mundial? Cuáles son las proyecciones educativas para lograr una auténtica política al servicio del ser humano? Participantes: Doctora Clara Pinilla, doctor en ciencias naturales, bióloga. Doctor Felipe Cárdenas, doctor en antropología, antropólogo.

¿Tiene derechos el humano no-nacido?

26 Feb

Éxodo:manifiesto político para la preservación de la persona humana, la naturaleza y el cosmos

15 Ene

Presentación del libro Éxodo. Manifiesto político para la preservación de la persona humana, la naturaleza y el cosmos. (2012-2019), escrito por el profesor Felipe Cárdenas Támara Ph.D. Los siguientes aforismos o apotegmas buscan clarificar una política de la vida, de la promoción de la persona humana, de defensa de la naturaleza y de la restauración del cosmos sagrado. Quien escribe es profesor universitario, fue candidato Vicepresidencial de Colombia para el periodo 2006-2010 por el Movimiento Ambientalistas por Colombia y Restauración Democrática. En el sentido electoral de la política, esa ha sido su única participación en el engranaje de la política colombiana marcada por los faccionalismos, la corrupción, la ineficacia y violencia del Estado y la perversión del ethos ético de la mayoría de los partidos políticos colombianos, casi todos contaminados de lo peor de la modernidad occidental. Las breves sentencias y argumentos que siguen expresan la voz de quienes no tienen voz en la política occidental, dominada por los criterios de lo políticamente correcto y del marketing político, famélico de ideas y de propuestas de cambio y de respeto de la dignidad trascendente del ser humano. Los textos se inspiran en el libro bíblico del Éxodo, y en el fondo el título expresa la realidad del sentido de la huida sagrada que los ciudadanos del siglo XXI tienen que emprender para liberarse y emanciparse del yugo que nos esclaviza. La huida es más dramática hoy que en aquellos tiempos bíblicos, puesto que el enemigo puede estar al interior de nosotros mismos. Ya no sólo vivimos en una sociedad disciplinaria, como señalaba Michel Foucault. Vivimos tiempos marcados por la decadencia del ser y la esclavitud del hombre a los ídolos del mercado.

Version Kindle: https://cutt.ly/DrcakiR

Versión impresa: https://cutt.ly/ercak65

Éxodo: manifesto político

21 Nov

Cárdenas, Felipe. 2019. ÉXODO: Manifiesto político para la preservación de la persona … https://www.amazon.com/dp/1704073359/ref=cm_sw_r_wa_awdb_t1_tIN1Db8GBGF2G manifiesto político

PARA COMPRENDER A COLOMBIA. Una lectura crítica del acontecer político de los últimos años, Escrito de Felipe Cárdenas.Recomiendo la versión impresa

Disponible en Amazon: https://n9.cl/9pz2

Los siguientes aforismos o apotegmas buscan clarificar una política de la vida, de la promoción de la persona humana, de defensa de la naturaleza y de la restauración del cosmos sagrado. Quien escribe es profesor universitario, fue candidato Vicepresidencial de Colombia para el periodo 2006-2010 por el Movimiento Ambientalistas por Colombia y Restauración Democrática. En el sentido electoral de la política, esa ha sido su única participación en el engranaje de la política colombiana marcada por los faccionalismos, la corrupción, la ineficacia y violencia del Estado y la perversión del ethos ético de la mayoría de los partidos políticos colombianos, casi todos contaminados de lo peor de la modernidad occidental. Las breves sentencias y argumentos que siguen expresan la voz de quienes no tienen voz en la política occidental, dominada por los criterios de lo políticamente correcto y del marketing político, famélico de ideas y de propuestas de cambio y de respeto de la dignidad trascendente del ser humano. Los textos se inspiran en el libro bíblico del Éxodo, y en el fondo el título expresa la realidad del sentido de la huida sagrada que los ciudadanos del siglo XXI tienen que emprender para liberarse y emanciparse del yugo que nos esclaviza. La huida es más dramática hoy que en aquellos tiempos bíblicos, puesto que el enemigo puede estar al interior de nosotros mismos. Ya no sólo vivimos en una sociedad disciplinaria, como señalaba Michel Foucault. Vivimos tiempos marcados por la decadencia del ser y la esclavitud del hombre a los ídolos del mercado.

 

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